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El beneficio del doble viento de cola


«El USDA dice la verdad con cuentagotas», explican los analistas cuando describen la comunicación de las proyecciones realizadas por el Departamento de Agricultura norteamericano. Desde las superoptimistas estimaciones iniciales, que deprimían los valores del mercado de granos, hasta la cruda realidad impuesta por la actual sequía quedaron en el camino 110 millones de toneladas de maíz y 15 millones de toneladas de soja, que dieron paso a nuevos récords históricos de precios. Esta dramática reducción de la oferta determina stocks norteamericanos peligrosamente bajos que ejercen una poderosa presión alcista en un mercado que busca un salvavidas en la próxima cosecha sudamericana. Sin embargo, dicha cosecha resulta marginal en el caso del maíz, ya que éste se produce mayoritariamente en el hemisferio norte. No hay, pues, soluciones de corto plazo para este cereal y habrá que esperar una próxima cosecha récord norteamericana para recomponer los stocks y satisfacer normalmente la demanda mundial. En el ínterin, la suba de precios racionará parte del consumo mientras que sustitutos, como la cebada, la avena y el trigo, con mejor posición de stocks, reemplazarán el faltante global de material para forraje. Sin embargo, la sequía también se hizo presente en la ex Unión Soviética y está empujando hacia arriba los precios del trigo, complicando aún más la situación del mercado forrajero mundial. Por su parte, las proyecciones de la próxima cosecha sudamericana de soja coquetean con récords de 82 y 56 millones de toneladas para Brasil y la Argentina, respectivamente. Éstas asumen condiciones climáticas muy favorables, apoyadas en la presencia del fenómeno de El Niño, que aumentaría las lluvias promedio en la región para generar 150 millones de toneladas (35 millones de toneladas más que en la actual campaña). Este año el fenómeno La Niña afectó adversamente la producción en Paraguay, Argentina y sur de Brasil. Es lógico pensar que el fenómeno El Niño beneficiará por igual a todas las regiones productoras de Sudamérica o tendrá un efecto disímil sobre tan extensa geografía. El escepticismo está presente entre los jugadores del mercado que en silencio se preguntan si una combinación de una menor oferta sudamericana y una firme demanda china puede llevar la soja a horizontes de precios no explorados. En este contexto, la Argentina se beneficia con doble viento de cola. No sólo se están gestando las condiciones para un ingreso récord de 40.000 millones de agrodólares para el año próximo, sino que la economía brasileña, también impulsada por su agroindustria, acelerará la recuperación de su demanda interna; punto crítico para las exportaciones argentinas. Sin embargo, vientos tan fuertes acarrean turbulencias de la misma magnitud que se van a traducir en una volatilidad pronunciada. Ante los niveles de precios actuales hay motivos de sobra para recordar que los árboles no llegan al cielo. Los fondos, que están muy comprados en el mercado de granos, van a reaccionar ante potenciales noticias negativas sobre la evolución de la débil economía norteamericana, la crisis del euro y la desaceleración de la economía china. A su vez, una intervención en el programa de etanol norteamericano, que consume el equivalente de la caída de producción de maíz, puede desatar una baja de precios, aunque parece difícil que el Gobierno del presidente Obama tome esta decisión. Por otra parte, las autoridades chinas pueden decidir desinflar la demanda mundial de soja haciendo uso de sus reservas o, más traumáticamente pueden volver, como en el pasado, los defaults de embarques de soja. Frente a esta oportunidad histórica, los productores brasileños ya están en marcha, aumentando el área de siembra y colocando órdenes de compra por más del 70% de sus necesidades de insumos aprovechando la buena posición financiera que les dejó la cosecha anterior y tomando ventaja de una excelente relación insumo/producto. Por su parte, el productor argentino está golpeado financieramente por la reciente sequía que lo dejó sin capital de trabajo, por lo que avanza más cautelosamente en la definición del área de siembra de los cultivos de verano y en su posicionamiento en la compra de insumos. (*) CEO del Grupo Los Grobo

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