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Sí... también hay inversiones

No todas son malas noticias. También hay de las otras. En las últimas semanas, Clarín Rural viene publicando las inversiones que se siguen llevando a cabo en la agroindustria argentina, pensando en la recuperación del negocio, que seguramente llegará más temprano que tarde. En esa lista aparecen, por ejemplo, inversiones de Dow AgroSciences, de John Deere, de Rizobacter, en fábricas, laboratorios, centros de capacitación, etc. Esta semana se sumó la que anunció la empresa Agrofina, de $ 200 millones de pesos, para crecer en el negocio de los agroquímicos. Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, grupo que se hizo cargo de Agrofina en 2013, explicó esta semana en Buenos Aires, durante el anuncio, que más allá de los habituales vaivenes del negocio agrícola, la tasa de crecimiento promedio del mercado de los agroquímicos, en el que dominan los herbicidas, es de 12% anual si se considera desde 2007 a 2013. El año pasado, el mercado de estos productos movió 2.500 millones de dólares, mientras que en el 2000 facturaba “solo” 600 millones de dólares. Luis Mogni, un consultor con muchos años de trabajo con las empresas del sector, mostró esos números e indicó que “a pesar de todo, en el primer semestre de 2014 se creció 21% con respecto a 2013 y las perspectivas son muy buenas. El 2020 se proyecta por arriba de los 4.000 millones de dólares. Hay un futuro muy interesante”. Luego, Carlos Cellini, CEO de Agrofina, hizo el anuncio más fuerte: que tienen una inversión proyectada para los próximos 4 años de 200 millones de pesos, y que durante ese período piensan lanzar 12 nuevos productos al mercado. La empresa está hoy entre las 10 líderes del negocio de agroquímicos, con una facturación de 90 millones de dólares anuales, y pisa fuerte en herbicidas para un buen mix de cultivos y para barbecho, por supuesto. Con la idea de abastecer la creciente demanda y la expansión que vislumbran hacia el futuro, Cellini indicó que invertirán en nuevos laboratorios para investigación y desarrollo y, sobre todo, en la planta que poseen en Zárate, donde hacen síntesis y elaboración de productos. “Entre la voluntad de adopción de los productores argentinos y la creciente necesidad de controlar las malezas, la expansión del uso de tecnología es y será muy fuerte”, se entusiasmó Cellini. Los volúmenes del mercado parecen darle la razón. Y eso... es una buena noticia.

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