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Los Grobo vendió en Uruguay


El lunes pasado, en Montevideo, el Grupo Los Grobo, que lidera Gustavo Grobocopatel, concluyó el proceso de venta de su negocio agrícola en Uruguay. La pata uruguaya de Los Grobo era la empresa ADP (Agronegocios del Plata), en la que el grupo argentino estaba asociado con el productor uruguayo Marcos Guigou, quien con un grupo de socios adquirió la participación de los argentinos. ADP, con base en la ciudad de Dolores, departamento de Soriano (vecino a Entre Ríos), fue una de las compañías protagonistas del “boom” agrícola que vivió el vecino país en la primera década de este siglo y creció hasta convertirse en una firma integrada desde la venta de insumos hasta la exportación, pasando por la siembra. Hoy, cuando el negocio de la agricultura en Uruguay ya no reluce como antes, golpeado por la caída de los precios internacionales y por problemas productivos derivados de suelos que, salvo algunas zonas, son menos virtuosos que en la Argentina, ADP siembra cerca de 50.000 hectáreas, de las cuales casi 40.000 son de soja. En ese contexto, ambos socios tuvieron visiones distintas sobre cómo debía seguir la compañía. Guigou pretendía incorporar a sus hijos, para que pudieran desarrollar su potencial, en un contexto de empresa familiar, mientras que Los Grobo apuntaban a tener una firma con un gerenciamiento que no fuera ejercido por los accionistas. Horacio Busanello, CEO del Grupo Los Grobo, lo explicó así a Clarín Rural: “Como la relación es muy buena, desarrollamos un proceso de ‘buy or sell’ (compra o venta), con tiempos y procesos acordados entre las partes, de manera que una de las dos se quedara con el 100% de la compañía”. Así las cosas, Guigou y Los Grobo se enfrentaron a un proceso en el cual el que ofrecía más se quedaba con el 100%. “Marcos ofreció un mayor valor y generó un derecho de compra de todas las acciones. Ese proceso se cumplió en un 100% el lunes pasado”, detalló Busanello. La diferencia de puntos de vista se zanjó de manera muy civilizada. Y desde el grupo argentino lo resumen así: “Ha sido un orgullo para nosotros trabajar con Marcos en la construcción de una empresa que es sinónimo de desarrollo tecnológico en el agro. Le deseamos el mejor de los éxitos y estamos seguros que vamos a seguir haciendo cosas juntos con él. Estratégicamente, Uruguay es importante para el grupo y estamos analizando la mejor opción para desarrollar nuestro modelo allí”, cerró Busanello. Desde Uruguay, Guigou explicó que “continuará impulsando el crecimiento y fortalecimiento de la agricultura uruguaya a través de la inversión en tecnología y conocimiento, con el objetivo de alcanzar niveles de competitividad que permitan superar los desafíos que presenta la economía mundial”. El hecho sucede en un contexto en el cual el grupo argentino viene reestructurando sus negocios, reduciendo su participación en la actividad de siembra, también en la Argentina y en Brasil, y expandiendo sus inversiones en la etapa del elaboración de alimentos y venta de insumos. En Argentina, tiene molinos harineros y una fábrica de pastas, en Chivilcoy, además de la compañía de insumos Agrofina, con la que viene creciendo fuerte en el negocio de los agroquímicos. Brasil: ¿prohibir la soja de segunda? También en Brasil la agricultura está en época de transición . Allí, los costos de producción son más altos que en la Argentina, y no sólo por los suelos menos fértiles y los fletes más largos, sino también por un clima que potencia los problemas de plagas y enfermedades. Más allá de algún respiro que viene aportando recientemente la devaluación del Real, la moneda brasileña, frente al dólar, los números de la agricultura brasileña están complicados. En ese contexto, hay muchos productores preocupados en el estado de Paraná, vecino a la Argentina, por una iniciativa que propone prohibir la siembra de soja de segunda para evitar la propagación de una enfermedad que hace estragos en Brasil: la roya de la soja. La roya es una enfermedad que se potencia en zonas en las cuales hay un alto porcentaje de lotes sembrados con soja sobre soja, razón por la cual algunos técnicos del EMBRAPA (similar el INTA argentino) propusieron como solución prohibir la siembra de soja luego de otra soja; es decir, una especie de soja de invierno, común en la zona. Un grupo de legisladores de Paraná, el segundo estado en importancia en la producción de soja en Brasil, tomó el tema y presentó un proyecto de ley, que ahora se está discutiendo en el parlamento estatal. Los críticos de la iniciativa dicen que, de aprobarse, sería un duro golpe para la economía de los productores y de muchas comunidades que están estrechamente vinculadas al negocio agrícola.

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