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El dilema de los empresarios

A pocos días de las elecciones legislativas, que se realizarán en un contexto de mayor efervescencia que en otros comicios de la era kirchnerista, tres referentes de distintos sectores empresariales de la Argentina coincidieron en que luego

del 28 de junio la presidenta Cristina Kirchner deberá tener una actitud más conciliadora, y destacaron que el país tiene la posibilidad de aprovechar la crisis internacional para despegar, siempre y cuando se cambien las políticas económicas implementadas hasta ahora.

Miguel Acevedo, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA); Juan José Aranguren, presidente de Shell y vicepresidente de la Cámara de la Industria del Petróleo (CIP), y Hugo Biolcati, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), aceptaron reunirse en una mesa redonda organizada por LA NACION para debatir sobre las posibilidades de desarrollo que tienen las empresas con el actual gobierno; cuál será el escenario luego de las elecciones, y qué debería hacerse para reactivar la economía nacional y no sólo sortear la crisis internacional, sino aprovecharla.

Aranguren subrayó que existe una gran necesidad de cambiar la manera de hacer política en el país y crear condiciones para un mayor diálogo y una mayor búsqueda de consenso. "Si no se cambia, el destino es cada vez mayor caída de la actividad económica en el país", afirmó.

Biolcati, por su parte, señaló que si no se hubiera producido un ensañamiento con el campo, el país podría estar en condiciones de despegar en medio de un contexto global crítico. "Sin la crisis que el Gobierno supo construir internamente con el sector agropecuario, podríamos estar colaborando con el país, blindándolo frente a la crisis internacional", dijo.

Acevedo hizo hincapié en la importancia de propiciar el consenso. "Luego de esta votación tenemos que buscar lo que todavía no hemos podido hacer, que es un diálogo más constructivo, en el que todos los sectores logremos unificarnos y hacer propuestas para ver cómo crecer", opinó.

-¿Cómo ven la situación económica del país y el marco para el desarrollo de la actividad empresaria, a pocos días de las elecciones legislativas?

JJA: -Veo que hoy hay cierta crispación en la sociedad y una necesidad de cambiar el modo de hacer política. Hay que crear condiciones para un mayor diálogo y una mayor búsqueda de consenso, porque esto así no puede durar mucho tiempo. Lo vemos en los distintos sectores. La inversión está parada y hoy lo que se busca ya no son sólo las condiciones generales que todo inversionista pretende, sino sólo una certeza de que la actual política puede ser mejorada. Por eso, la forma de hacer política en el país debe cambiar, si no el destino es cada vez mayor caída de la actividad económica. No sólo tenemos caída de inversión, sino que, además, el empleo se usa como variable de ajuste en una situación en la que las empresas no tienen rentabilidad.

-Ven una caída del empleo...

HB : -En nuestra actividad, lo que hay es caída de la contratación más que del empleo. En el campo se trabaja más como en familia y lo último que se saca es la gente. Eso todavía no está sucediendo. Lo que está cancelado es lo temporario y hay una enorme caída de la contratación. La mano de obra directa la estamos manteniendo.

MA: -Me quedé pensando más que nada en después del 28. Esta es una votación de medio término, que hemos convertido en plebiscito. Lo que tenemos que buscar luego de esta elección es lo que aún no hemos podido hacer, que es un diálogo más constructivo, en el que todos los sectores logremos unificarnos y hacer propuestas para crecer. Económicamente, soy optimista porque el país tiene muchas posibilidades si se destraban algunas cosas. En la agricultura, si se destrabara la exportación y se diera previsibilidad para poder plantar y saber que después se puede vender sin problemas, el resultado se vería de un año a otro.

B: -El parque de maquinarias del campo es muy nuevo. Entonces, da para salir andando rápidamente, sólo con garantizar seguridad jurídica. Creo que, después del 28, se va a producir un cambio importante en el escenario político porque ni las encuestas más favorables al Gobierno indican que conservará la hegemonía que le da la mayoría absoluta en el Congreso. Por eso, yo creo que la Presidenta va a tener que tomar una actitud más conciliatoria, porque si no se va a encontrar con muchas dificultades en el plano legislativo. No se puede gobernar todo el tiempo por decreto. Vamos a vivir un clima distinto donde esa concertación va a ser posible y no se trata de imponer nuestras ideas, sino de poder discutirlas sanamente delante de la población y llegar a soluciones que permitan el despegue del país.

¿Ustedes dicen que sus sectores están más afectados por las políticas locales que por la crisis internacional?

HB: -Sin la crisis que hemos sabido construir internamente con el sector agropecuario, podríamos estar colaborando con el país, blindándolo frente a la crisis internacional.

MA: -Yo diría que hasta podríamos aprovechar esta crisis mundial...

HB: -Porque lo que más se van a vender son agroalimentos. O sea que nosotros tenemos la fábrica de lo que más va a necesitar el mundo después de esta crisis. La primera demanda que vuelve es la de los alimentos y la última que se restringe. Y nosotros somos especialistas en fabricar agroalimentos.

-¿En el caso del petróleo sucede lo mismo?

JJA: -No, es al revés. La crisis internacional le permitiría al petróleo acoplarse de nuevo al mercado mundial. Nosotros durante mucho tiempo tuvimos una política de aislar al país del mundo. Alguien puede decir que el año pasado, cuando el crudo estaba a US$ 140 el barril y acá estaba solamente a 50, era razonable que así fuera. Ahora, hay una oportunidad de lujo para poder acercarnos a parámetros internacionales y evolucionar con ellos, para lograr tener el producto. En la Argentina, estamos con el riesgo de no contar con el producto. En realidad, la crisis internacional lo que hizo fue postergar el momento de importar, pero tarde o temprano volverá.

-Pero el Gobierno dice que si libera los precios, hay mucha gente que va a dejar de consumir.

HB: -La realidad es que fruto de estas políticas, más las contingencias climáticas, hemos bajado un 30% la producción de soja. Otro tanto pasa con el maíz, la carne y el trigo. Entonces, asegurar la mesa de los argentinos frente a los precios del mercado exterior es algo que el sistema demostró que no sirvió para nada. Nunca en la Argentina faltó pan, leche o carne en la mesa familiar y con este sistema que, teóricamente, lo quería proteger va a faltar. Lo que hay que hacer es aumentar la producción y hacer que la diferencia que existe entre lo que se paga al productor y lo que paga el consumidor final no sea tan grande porque gran parte del precio se lo lleva la cadena comercial.

JJA: -Sí... yo no estoy muy de acuerdo con que el paradigma sea no tocar los precios al público. Hay que tener un adecuado asignador de cuáles son los recursos y los precios consecuencia de esos recursos. Y acá se está demonizando a la oferta y a la demanda, como adecuados asignadores de precios, y creo que el rol del Estado no tiene que ser el de controlar el precio, sino el de asegurar una adecuada competencia. Controlar los precios con una política de asignación de subsidios en toda la economía le da a un funcionario un poder que es más pernicioso que el que se le quiere sacar al demonizado mercado.

MA: -Convengamos que no es sólo el caso de este gobierno. Cada vez que viene una buena posibilidad de altos precios internacionales, no tenemos la inteligencia para aprovecharla.

-¿Ustedes creen que el país tiene una manera de sortear la crisis por su cuenta?

B: -Tenemos el mercado y la máquina de producción. Lo que falta es entender que no se puede parar todo eso para garantizar la mesa de los argentinos, en un sistema que paraliza todo y empeora las condiciones de esa a en detrimento del conjunto estamos aceptando esa condición.

HB: -Yo creo que el éxito de nuestra Comisión de Enlace, justamente, fue privilegiar el beneficio común, porque nunca ninguno de los cuatro usó el beneficio que podía dar el poder sólo para su entidad. Al contrario, hubo renunciamientos a ofertas y ventajas sectoriales.

-¿Se puede lograr ese consenso en toda la sociedad?

JJA: -Que consenso podemos esperar cuando hoy tenemos una empresa papelera que está dirigida por un secretario de comercio interior que es responsable de aplicar la ley de defensa de la competencia. La pregunta es si las llamadas a los proveedores para que les bajen los precios o a los clientes para que les pongan los productos en la punta de la góndola están exentas de la protección que les dan a sus competidores la ley de defensa a la competencia. Esto ocurre delante de nuestros ojos, lo dejamos que ocurra.

H B: -Sí, nos acostumbramos.

JJA: -Nos malacostumbramos. Es el jefe, el responsable de la comisión nacional de defensa de la competencia. Nos acostumbramos a una situación que es contraria al derecho y al sentido común.

-Claro, es el explotador y regulador...

JJA: -Va más allá del estado empresario, mesa. Si hay que subsidiar, es conveniente con las retenciones o con el sistema impositivo que se vaya transformando, porque la mejor segmentación de las retenciones es el impuesto a las ganancias. Reemplazar retenciones por Ganancias. Con lo que se recaude de más, se puede asignar un subsidio a las familias por debajo de cierto nivel de pobreza.

MA: -Así se produce una redistribución entre las provincias mucho más ejecutivas.

HB: -Porque eso es directamente coparticipable, todo cae a su lugar de una forma tan fácil...

-Lo que pasa es que cambian las manos que manejan la caja.

HB: -Una cosa es querer construir la caja y otra es querer insertar al país en el mundo y sacarlo adelante.

JJA: -En la Argentina, hay una sola política que es la del soborno continuo, interno, nos autosobornamos continuamente. Eso es consecuencia de un bajo nivel de solidaridad interna, acá es la política de quiero salvarme yo. En los países de la región que están mejor, como Chile y Brasil, hay denominadores comunes que permiten a la industria, al campo y a la sociedad toda levantarse. Acá no es sólo un problema de Gobierno. Cuando un industrial o un dirigente agropecuario o petrolero acepta algo porque lo beneficia a él y vque es el estado empresario y a su vez regulador, controlador de que otros compitan adecuadamente. Y esto va más allá del salvataje de una empresa o de la capacidad de poder continuar con el empleo o evitar los despidos. 

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