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China: commodities, precios y moneda


La volatilidad de los mercados de commodities se ha visto acentuada por las acciones que China está tomando para reducir la inflación y potencialmente enfriar su economía, que se ha convertido en una verdadera locomotora de la demanda de las principales materias primas del mercado internacional. En el último año China ha sido responsable por el 70% del aumento del consumo de algodón, del 57% del cobre, del 46% de la soja y del 35% del petróleo. En este contexto, la volatilidad en los mercados de commodities no es más ni menos que una manifestación sobre la incertidumbre sobre el ritmo del aumento de su demanda. Cualquier medida monetaria china relacionada con el aumento de tasas de interés o aumento de encajes bancarios puede llegar a afectar los precios de las materias primas. Sin embargo, el interrogante más importante es saber si estas medidas impactarán el apetito de este país por aquellos commodities que necesita para hacer crecer su economía tasas del 9-10% por año. Hoy el eje de la discusión se centra en el aumento del índice de costo de vida en China. La inflación de los últimos 12 meses acumulada a noviembre muestra una variación del 5,1% pero su desagregado indica que los alimentos han aumentado un 11,7% en promedio mientras que los productos no alimentarios lo han hecho en un 1,6%. Un análisis más detallado indica que los precios de los 18 vegetales monitoreados por el Gobierno han aumentado alrededor de un 60% durante el último año. Algunos analistas indican que este fenómeno es atribuible no sólo al aumento de los precios de los alimentos en los mercados internacionales sino también a pobres cosechas locales debido a problemas climáticos que tendrían que normalizarse en los próximos meses. Además del último aumento de tasas de interés, el Gobierno chino ha dispuesto de otra serie de medidas para contrarrestar el impacto de los precios en las zonas más vulnerables del interior donde la inflación golpea con más fuerza. Es así que se han aumentado ciertos subsidios así como los beneficios para los desocupados, las pensiones y el salario mínimo, en línea con la inflación. No está descartado un extenso control de precios por el cual el Gobierno puede obligar a los vendedores de ciertos alimentos críticos como arroz, fideos, aceite y carne de cerdo a pedir autorización antes de aumentar los precios. Este tipo de medidas, como todos sabemos, son más efectistas que efectivas ya que sólo tienen un cierto efecto inicial para luego desvanecerse. Sin embargo, esta situación inflacionaria en China tiene una arista que no ha sido totalmente captada o comunicada por muchos seguidores de su economía. Para aquellos que urgen a este país a revaluar su moneda, la situación actual contribuye a su causa ya que aunque el tipo de cambio nominal no se aprecie rápidamente, la inflación está claramente contribuyendo a la apreciación de su tipo de cambio real. Este no es un fenómeno nuevo (y menos para los argentinos) pero es, tal vez, una vía inesperada que puede llegar a permitir a los Estados Unidos y a China salir del laberinto de palabras y amenazas en que se encuentran encerrados. Finalmente, según Goldman Sachs, la economía china va a superar el producto bruto de Estados Unidos para 2027. Podemos estar de acuerdo o no con esta proyección pero ciertamente, hoy, estamos asistiendo a un proceso gradual de cambio de liderazgo de la economía mundial donde se contrapone el crecimiento de los chinos con la débil performance de la economía norteamericana. Esta carrera a largo plazo tiene distintas connotaciones para cada uno de sus dos participantes. Para los Estados Unidos supone un proceso agónico que sólo puede ser revertido o dilatado en el tiempo si logra salir exitosamente de una economía alimentada artificialmente por las inyecciones de liquidez de la Fed y desarrollar una economía que genere crecimiento sustentable sin necesidad de la máquina de imprimir billetes. Para China es un proceso vigoroso y necesario para mejorar la calidad de vida de su enorme población. Las diferencias de riqueza y calidad de vida entre las zonas costeras industrializadas y las zonas rurales del interior son dramáticas y hay una clara vocación del Gobierno para suavizarlas y evitar el descontento social en las áreas más pobres. Este país no tiene margen para reducir la tasa de crecimiento de su economía por lo que su demanda creciente por commodities, incluida la soja, no se detendrá. [if !supportLineBreakNewLine]

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