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La incertidumbre ensombrece las decisiones en el campo y genera una paradoja para la economía

Dólar, retenciones, brecha cambiaria, impuestos, clima, plagas y vaivén de los precios; factores que determinan opciones “no tan simples” para los productores agrícolas.


La estampida de los precios de los granos ha generado gran efervescencia en los actores del mercado frente a la sostenida demanda china, los problemas climáticos y los bajos niveles de stocks, principalmente en el mercado americano.


Todos sabemos que en el tema precios “los arboles no llegan al cielo” pero… hay una hipersensibilidad que retroalimenta una histeria alcista. Hasta el momento eso le ha dado la razón a aquellos jugadores que han mantenido sus posiciones de granos con flexibilidad y sin fijar precios.

A nivel internacional, la pregunta es: ¿Estamos en presencia de un nuevo “súper-ciclo” de los precios de los commodities agrícolas o si se estabilizarán a la baja, a partir de una recomposición de stocks o una menor avidez compradora?.

En todo caso, los jugadores de este mercado están maximizando sus utilidades en una actividad usualmente atormentada por todo tipo de riesgos. Sin embargo, las opciones de los productores argentinos no son tan simples.


Fijar precio depende no solo del mercado internacional sino también de otros factores que hacen complejas las decisiones no solo por lo que hoy se sabe sobre las fluctuaciones del dólar, las retenciones, la brecha cambiaria, el sistema impositivo, etc. sino por lo que no se sabe pero se intuye que puede suceder.

Es esa incertidumbre que ensombrece las decisiones y hace dudar a la hora de capturar “márgenes históricos”, derivados de una racha de buenos precios en una actividad donde cíclicamente se sufren quebrantos por el clima, las plagas, las retenciones, los impuestos, etc.

En general, el productor vende granos para aplicar el efectivo resultante a un fin específico, ya sea para cancelar sus deudas o para capturar oportunidades de dólar barato, posicionándose en insumos o comprando maquinaria e implementos agrícolas, vehículos, inmuebles y bienes que no corran a la par de los dólares alternativos.


Esto sucede todos los años, pero la ganancia de este año en muchos casos generará un saldo de ahorro importante, que quizás puede depositarse en buena medida en su “banco de mayor confianza”, que suele ser el acopio en bolsas u otro tipo de silos: “silobank”, podríamos llamarlo. Es una escala previa antes de tomar la decisión de vender todo, o no hacerlo.


Es decir, que para sacar sus granos de su banco” tiene que tener una opción para invertir los pesos resultantes. La reciente escapada del dólar demuestra que no es muy buen negocio vender granos para hacer un plazo fijo en pesos pero, asumiendo que cada productor tenga una opción atractiva para fijar precio y volcar los granos al mercado, tendrá por delante una serie de barreras decisorias que enfrentar.



Impuestos directos e indirectos


En primer lugar, está la expectativa sobre la evolución del tipo de cambio oficial. ¿Se mantendrá el dólar atrasado o se producirá un ajuste del mismo post elecciones?

En segundo lugar, nos encontramos con la brecha cambiaria que días atrás salió de su adormecimiento y dio un salto significativo. ¿Qué sucederá con este impuesto indirecto que sufre la actividad?

Por otra parte, se han sembrado dudas sobre las retenciones. ¿Aumentarán para satisfacer la necesidad de fondos del fisco?

También se anunció un aumento de la tasa de impuesto a las ganancias que va a pegar de lleno en los productores. Entonces, cuanto más vendan más van a pagar y mayores serán los anticipos a cuenta del año entrante. ¿Sucederá?


¿Fijar precio o no?, esa es la cuestión


Finalmente, están los precios internacionales. ¿Seguirán subiendo o es hora de vender todo? ¿Qué puede suceder ante una retención de granos diferente a la esperada en Argentina, puede potenciar otra alza de precios en un mercado global con bajos stocks, principalmente en soja?

Hay multiplicidad de respuestas frente a la combinación de tantas dudas e interrogantes. La posición del productor, cuando no hay donde aplicar los pesos que surgen de la venta de los granos, suele inclinarse hacia su banco de confianza, el apodado “silobank”.

Después de un cuatrimestre récord de ingresos de divisas por casi de US$10.000 millones derivadas del complejo granario, nos encontramos, pues, ante una gran paradoja. Porque el único sector que genera los dólares necesarios para hacer girar la economía del país puede enfrentarse a la decisión de no vender, si la incertidumbre no disminuye y si no hay un destino atractivo para los pesos que genera su venta.



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